Se han presentado año con año una gran variedad de sellos editoriales nacionales y extranjeros con contenidos para todos los gustos e intereses. Se ha enriquecido el programa con talleres multidisciplinarios y actividades para el público escolar e juvenil e infantil,  así como incorporado un programa artístico y un área gastronómica que confieren al asistente una experiencia más diversa y festiva sin restarle protagonismo al libro como eje central y actor principal del evento.

 

Sin embargo, lo más importante y en esencia la razón de ser de la feria no se sustenta en los personajes que se presentan, los sellos que se exhiben, los ejemplares vendidos ni el número de asistentes.

 

Puesto que la feria fue concebida como un instrumento de difusión cultural, con el propósito de salir a la calle en busca del ciudadano, con la intención de llegar ahí donde las políticas públicas y el sistema educativo no han tenido éxito en cuanto a desarrollar individuos lectores con un apego hacia el libro, interés por la cultura y conciencia de las bondades que conlleva la práctica de la lectura para el desarrollo personal, como un camino hacia el conocimiento y por lo tanto hacia una sociedad más crítica, pensante y por ende más justa y democrática.

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Es nuestro propósito y deseo que el público asistente, particularmente quienes no sean lectores ya formados, lleguen a tener un encuentro con ese libro en particular, que le hable, le seduzca, le invite a leerlo y encuentre en sus páginas esa experiencia de descubrimiento, asombro y satisfacción que como chispa, encienda un polvorín en la conciencia de quién lo experimenta, creando como por generación espontánea un lector de por vida.

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Si esto se logra, siquiera en una pequeña proporción, podríamos decir, que la feria del libro ha sido un éxito.

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Vladimir López Ontiveros

Presidente de la Unión de librerías de Tijuana